¿Puede el peronismo asociarse a una cierta narrativa productiva, verde, o su destino es convertirse en “el partido de los pobres”? ¿Existe para el peronismo –entendiéndolo como el amplio paño que va del kirchnerismo ciudadano a los viejos intérpretes del dogma pejotista– una vida más allá de los tres cordones, más allá de ese locus al que lo busca confinar Cambiemos, como si solo la narrativa oficial pudiera representar a la Argentina “pujante” o como si la crisis cambiaria no hubiese movido también el avispero de los territorios políticos y sus representaciones? Mariano Pinedo es diputado de la Provincia de Buenos Aires, electo en 2017 por la lista de Unidad Ciudadana. Ex concejal, hombre cercano al intendente de San Antonio de Areco, Francisco “Paco” Durañona, Pinedo es una de las voces que, dentro del mapa kirchnerista, insiste con mayor fuerza en la potencialidad política del interior bonaerense para el peronismo. De eso, del #Hay2019, la unidad, las PASO, su hermano Federico y de su condición de “oveja negra” de la familia hablamos en esta entrevista.
Empecemos por tu origen en la política y también por tu rol, simpático en algún sentido para muchos: ¿sos como una oveja negra de los Pinedo?
Sí, es así. Si bien venimos de una familia muy de la discusión política, en donde todos discutimos aun cuando no sepamos, en algún momento de los primeros años de la universidad empecé a ahondar en cuestiones del peronismo. En los ‘90, la discusión política se había pinchado mucho, después de la ebullición del inicio de la democracia, y se buscaba plantear que la política no era para el común, sino para unos profesionales. La rebeldía pasó un poco por retomar la tradición de la política y debatir en la universidad algunos temas. Me fui formando una opinión que al principio me resultaba difícil, porque era como decir “¿cómo voy a plantearme peronista en mi familia?”.
¿Cómo fue? ¿Lo planteaste?
En realidad fue como ocurriendo. Al principio planteando algunas visiones desde la historia, otras desde la filosofía. En algún momento hasta me resultaba simpático pero no me planteaba a mí mismo “peronista”.
En una entrevista tu hermano Federico dice que llegabas con amistades nacionalistas.
Si, la leí. Decía algo que me pareció interesante porque no lo había pensado, y es que él se formó en casa y yo afuera, algo así. Hay un poco de verdad. Aunque siempre nos formamos en nuestra casa. Él por ahí reduce eso, que tiene que ver con algunos amigos, también con la calle, y con las cosas que te pone la vida.
Vamos al presente. Está la consigna #Hay2019 que surgió como una arenga porque el triunfo electoral de Cambiemos en 2017 había generado una lectura muy derrotista en el peronismo. Después la reforma previsional generó una fisura en la sociedad y muchos empezaron a ver un declive de la imagen presidencial. Ahora la corrida cambiaria, de algún modo, fue una puñalada que no esperaban. En ese contexto el #Hay2019 dejó de ser una suerte de stand up de Rodríguez Saá y ya produce otra cosa. ¿Cómo lo ves y cómo ves al kirchnerismo en ese juego? Pensando siempre en eso de la manta corta, de que “con Cristina sí pero no alcanza…”
Fue algo muy acertado por parte de Rodríguez Saá, en realidad fue un vídeo que surgió de una reunión entre él y Coqui (Capitanich). El #Hay2019 era una necesidad que se estaba viviendo en muchos compañeros y es cierto, más allá de las conductas de algunos dirigentes, un poco más especulativas, más pensando en “cómo hacemos para sobrevivir el momento”. La ola amarilla parecía después de octubre algo efectivamente más consolidado. Lo que nosotros dijimos es: si es verdad que la política de Cambiemos impacta tan negativamente en nuestro pueblo, no podemos tener el cinismo de decir “dejémoslo para 2023”.
“Está bien acompañar a los que más sufren, pero también tenemos que plantear una propuesta que sea superadora”
La derrota de 2015 generó reacciones en el peronismo. Por un lado reacomodó bloques que ya estaban, por ejemplo esto que se habla de los gobernadores que se desligan de Cristina. El kirchnerismo se reagrupa como un sector más vital, más juvenil, con más radicalidad ideológica, con fuerte peso electoral pero con límites. Me acuerdo de un WhatsApp que vos me dijiste “estoy podrido de los peronistas de lobby de hotel que tienen más ganas de hablar mal de Cristina que de Macri”, que me pareció una buena descripción sociológica de lo que pasa en el peronismo. Toda esa ensalada derivó en la elección del 2017 y en la conformación de Unidad Ciudadana, desligados de sectores más pejotistas. Ahora, también mostró que Cristina perdió, que no alcanzó.
Había bastantes sectores pejotistas en Unidad Ciudadana.
También, si. Pero quiero decir “los intérpretes…”
“El peronismo posta posta”, como le digo.
Claro. Eso quedó en provincia sin voto, y en el resto de las provincias…
Es equivocado analizar al peronismo como algo muy homogéneo, porque cuando tomás territorio por territorio tiene sus particularidades. Uno de los grandes problemas que tiene hoy el peronismo, más que Cristina sí o Cristina no, es analizarlo desde una perspectiva muy urbana, muy conurbanizada, como dijiste vos en algún artículo, y después te lo robamos todos. Efectivamente se ve como que solamente la lógica de Buenos Aires y el conurbano es la que se utiliza en los análisis, en las construcciones, en los discursos y en los programas, y la mirada de un peronismo del interior está completamente ausente. Y lo peor es que es un peronismo más fresco, que tiene mucha más potencialidad hacia el futuro, porque tiene una agenda más real, vinculada con la producción, con el trabajo, con la forma en que viven las familias, con la cultura. Una serie de temas de agenda que son distintos a los problemitas de la Ciudad de Buenos Aires, o a los problemas densos de los conurbanos.
Cambiemos plantea que el kirchnerismo es el representante de los pobres y el conurbano, y ellos de la Argentina productiva y verde que exporta. ¿Cómo ves a Areco, que no está concebido dentro de la trama del conurbano?
Es que así se planteó y de esa trampa no pudimos salir. Obviamente tenemos una responsabilidad con los sectores más vulnerables y necesitados, que es donde más impacta, lamentablemente, la política de Cambiemos. Ahora, todo lo que no se hace desde el peronismo en articular con los sectores productivos, con los sectores de las PyMEs, con los sectores de la producción primaria, con la ruralidad, con el potencial de lo que vos llamás la Argentina verde, todo lo que no se hace ahí pronuncia y agrava la situación del conurbano, porque genera una corrida poblacional, que tiene muchos años en la Argentina.
¿Esto lo hablaste con Cristina?
Por supuesto.
Pero esta idea del peronismo que no puede romper su propia grieta. Porque ya no es la grieta de la sociedad, sino la grieta del peronismo.
Lo plantemos las dos veces que estuvimos cara a cara con Cristina, que fue con el Movimiento Arraigo que integramos con Paco Durañona, Pedro Peretti y con la senadora (Marilin) Sacnun, entre otros. Le planteamos esta necesidad de generar políticas de arraigo en el interior, como una manera de vincularnos y asociarnos culturalmente a los sectores productivos del interior. Pero además como una manera de garantizarle a la Argentina ocupación de territorios, soberanía poblacional y alimentaria, políticas de hábitat. Un discurso que nosotros tenemos que asumir desde el peronismo, y que estamos relegando en función de salir a cubrir los baches que deja Macri. Está bien acompañar a los que más sufren, pero también tenemos que plantear una propuesta que sea superadora. Hay que hacer un esfuerzo enorme, porque eso va por fuera de la agenda de Macri. Obvio que el tarifazo impacta sobre el bolsillo del ciudadano medio, el laburante, el jubilado, de la PyME, y hay que hablar de eso. Ahora, nuestra agenda tiene que ir construyendo en paralelo una empatía, una asociación política, no en el sentido de que “vengan a militar con nosotros”, sino en un sentido amplio, con los sectores de la producción, del laburo, de la ciencia, de la educación.
“No alcanza con decir #Hay2019. Tenemos que garantizar reglas del juego y que no sea una cuestión de dirigentes”
¿Cómo te imaginás el 2019?
Veo mucha ausencia de dirigencia política en términos de grandeza, de trabajar para organizar un peronismo hacia el futuro. Veo mucha especulación incluso en las acciones tendientes a mostrar unidad. Veo también posicionamientos personales y no una dirigencia que diga “vamos a construir así, independientemente de mi conveniencia”. No alcanza con decir #Hay2019. Tenemos que garantizar reglas del juego y que no sea una cuestión de dirigentes. No me interesa la foto de la unidad de dirigentes, no me parece que impacten, son operaciones de prensa que al día siguiente, una semana después, desaparecen. No tenemos que pegar dirigentes. Tenemos que trabajar sobre discursos, sobre metodología de laburo, sobre reglas de juego, y en algún momento alguien tiene que ser muy valiente y decir “quiero ser”.
¿Qué garantiza una interna?
Tenemos un sistema que permite absolutamente esas reglas de juego: las PASO. Nos permiten que todos los que quieran jugar dentro de un espacio político puedan hacerlo, nadie va a ser obligado a estar o no estar. También que todos puedan tener su construcción territorial. Esto quiere decir que vos tengas la candidatura nacional pero que también puedas construir las candidaturas provinciales y municipales. Y que esas PASO tengan un sistema que no tenga piso, es decir que así saques 4 o 5 por ciento tengas participación en la opción que va a presentarse en la general. Y que sea de distribución D’Hondt en las listas, que no haya mayoría y minoría. Si vos sacas 15 por ciento integres la lista con el que sacó 25 por ciento. Eso genera la posibilidad de que todos se sientan adentro. Lo que no se puede es decir “yo compito pero si está Cristina no, porque pierdo”.
Igual la discusión el año pasado fue a la inversa: “compito con Cristina”.
Sí. Pero ahora yo escucho compañeros que dicen “está bien eso que vos decís de las PASO sin piso. Pero una PASO con Cristina no, porque perdemos todos”. Pero de eso se trata la democracia.
No tenemos que ser nosotros los que describamos lo que ocurre con Macri. Tenemos que ser lo que propongamos lo inverso. En 2017 hicimos una campaña en la que nos dedicamos a describir los efectos negativos de la política de Macri, y a decirle a la gente todo lo malo que le estaba ocurriendo. Fue una campaña fuerte y con muchos votos pero orientada a los sectores del conurbano. Nuestra responsabilidad es focalizar en un proyecto alternativo, ser generosos en la construcción y en algún punto pedirle a los dirigentes (dentro de los cuales me incluyo, en otro nivel) que comprendan la realidad que estamos atravesando y que pongan ese plus de valentía. Como dice un amigo “de las crisis surgen siempre líderes”. Pero pueden surgir líderes negativos también. Este es un momento en el que hay que ser responsable y valiente, no se puede ser especulador. Y veo lamentablemente, en muchos dirigentes que tienen algún grado de responsabilidad institucional, que están pensando más en la especulación personal, en el cálculo y en los tiempos, que en asumir o ponerse a la espalda al peronismo, que significa todo lo que está pasando al pueblo argentino y representarlo.