Caminar y legislar: la esencia de un concejal bonaerense

| Política

La provincia de Buenos Aires elige cada cuatro años gobernador y ciento treinta y cinco intendentes. Cada dos, renueva la mitad de sus concejales, otro tanto de consejeros escolares y media legislatura. Los recambios comparten la misma particularidad: suceden el mismo día y de manera conjunta con los comicios nacionales. A diferencia de otros argentinos que votan distintos cargos en diferentes momentos del año, algo más de diez millones de bonaerenses eligen representantes en un lapso de diez horas. Más precisamente, preseleccionan en las PASO y definen en octubre.

Elegir varias categorías en un mismo día puede parecer una ventaja. Sin embargo, existen quienes sostienen que el acople de los comicios no es la mejor opción. Y esto es así porque la política bonaerense ‒granbonaerense, para ser precisos- está proyectada al escenario nacional; esa proyección solapa al eslabón de base de la representación política. Se dice que alrededor de dos mil concejales son el contacto más cercano entre el y la bonaerense común y corriente y el poder político local, pero la realidad efectiva es lábil y no termina de quedar claro, en ciertas ocasiones, dónde está el primer mostrador del estado y para qué sirven esos representantes dentro del ámbito municipal.

El hábitat de un edil es el concejo deliberante. Allí se trabaja en comisiones y se llevan a cabo, con cierta periodicidad, sesiones ordinarias o extraordinarias; en líneas generales, se aprueban ordenanzas, resoluciones o minutas. También se pueden tratar decretos del intendente y, una vez por año, el cálculo de recursos y gastos y la rendición de cuentas del ejercicio pasado. La normativa puede ser más o menos clara, pero el desempeño sustantivo excede a lo escrito. Por eso, ¿cuál es el rol de un concejal? ¿Para qué está? ¿Representa o es apenas un levantamanos del intendente?

Las preguntas son pertinentes porque la división de poderes que rasga las vestiduras de los republicanos no aplica en el ecosistema político municipal: existe un solo poder repartido en dos departamentos, el ejecutivo y el deliberativo ‒lo más parecido a un poder judicial local es la justicia de faltas. Además, porque esta pandemia que cambió todo para siempre modificó el desempeño de los legislativos locales: complicó el contacto cara a cara con los representados y modificó el modo de sesionar ‒algunos mantuvieron la presencialidad y buena parte funcionaron de modo mixto, presencial y virtual.

En su vuelta al redil, Bunker habló con cinco concejales, de distintos espacios políticos, geografías y condiciones:

 

¿Cómo definirían ser concejal o concejala? ¿Son realmente representantes de los vecinos del distrito?

Miguel Saredi (Partido Federal, La Matanza): El concejal es un representante político de los vecinos de un territorio determinado. Representa al departamento deliberativo de un gobierno municipal. Debe canalizar las demandas de los vecinos en el cuerpo en donde se deciden las políticas locales. Además, debe vigilar la ejecución de la gestión, particularmente en dos o tres sesiones fundamentales del año: la de presupuesto y la de rendición de cuentas por parte del departamento ejecutivo. Representante de los vecinos y contralor: esas son las funciones esenciales que la constitución nacional y provincial le dan al concejal.

Lucila Laguzzi (Frente de Todos, Junín): El concejal y la concejala ayudan a generar políticas que mejoran la vida a los vecinos y vecinas. Están presentes en los problemas simples; acercan el estado a cada rincón de la ciudad.

Nazarena Mesías (UCR-Juntos por el Cambio, Lanús): Somos el nexo entre el pueblo y la función pública.

Micaela Ferraro (Frente de Todos, Tigre): Estamos para llevar la voz de los vecinos al recinto, además de sus propuestas e inquietudes. También estamos para promover iniciativas que reflejen la amplitud y complejidad del territorio que representamos.

Lucas Franco (Frente de Todos, Moreno): Los concejales somos funcionarios a quienes le reclaman y solicitan de todo. No hay claridad acerca de la tarea legislativa. Eso es responsabilidad de la política: históricamente nubló esa función para que no se cuestionara de forma pública las tropelías que se puedan llegar a hacer. De ahí viene el dicho de votar entre gallos y medianoche. El desafío de representar a la comunidad es lograr cabalmente que el sentir de nuestros vecinos se vea expresado en los ámbitos donde se toman decisiones.

“Representante de los vecinos y contralor: esas son las funciones esenciales que la constitución nacional y provincial le dan al concejal.”

Miguel Saredi (Partido Federal, La Matanza)

¿Cómo es un día en la vida de un concejal o concejala?

Laguzzi: Depende mucho de la ciudad, su idiosincrasia y costumbre en el concejo deliberante. El día a día varía porque pueden surgir imprevistos: el aislamiento nos sumó la resolución de cuestiones urgentes en la emergencia. Pero en mi caso, mientras desayuno me informo a través de los medios locales. Cuando llego a la oficina, leo los asuntos ingresados en el día, asisto a las reuniones de comisión y, cada quince días, a las sesiones ordinarias. Por la tarde, visitamos los barrios, relevamos los problemas de los vecinos y vecinas y tratamos de acercar una posible solución.

Ferraro: En el concejo deliberante trabajamos en comisiones y en sesiones. Además, articulamos en el barrio para llevar soluciones inmediatas a los vecinos y vecinas, sobre todo en este contexto. Muchas vecinas y referentes de los barrios tienen mi teléfono, así que formamos un gran equipo entre todos.

Mesías: Antes de concejal, soy militante. El cargo te da el plus de llevar a la realidad determinadas cosas que como militante cuestan más hacer. El concejal es el encargado de llevar la bandera de los militantes a la práctica.

Saredi: La vida de un concejal está concentrada y fijada en lo público, en lo que pasa en un barrio, una localidad, en lo que le pasa a un vecino. La pandemia acentuó una relación virtual con el representado en comunidades tan grandes como La Matanza o Lomas de Zamora. Como crítica a la labor cotidiana, uno no se fija una agenda de prioridades y temas estratégicos, sino que termina transformándose en una suma de urgencias y de atención primaria.

 

Concejo deliberante de Moreno, sesión del 8 de octubre (Crédito: HCD Moreno)

¿Cómo cambió el COVID los roles del concejal o concejala?

Mesías: La política se volvió impersonal, no se puede hablar por Zoom con vecinos. Uno tiene que estar en la calle, cara a cara. Nadie sabe si vamos a volver al ritmo de antes, pero nuestra obligación es ir a donde tengamos que ir. Y si me tocan el timbre o me llaman a las tres de la mañana me tengo que levantar porque es mi trabajo, aunque yo lo veo como un servicio. La sociedad naturalizó pedir por favor que el estado esté y el estado tiene que estar porque es su obligación.

Franco: Se profundizó la demanda diaria de la comunidad y se incrementaron las obligaciones de todos los funcionarios: además de legislar estamos en los comité de crisis, cuidamos a los vecinos en la fila de los bancos, acompañamos estrategias de cuidado como el programa DetecTAR.

Laguzzi: Tuvimos que legislar sobre nuevas emergencias, protocolos y estar más presentes en las urgencias de los vecinos. Esta nueva realidad puso de manifiesto la importancia de los concejos deliberantes en la aprobación de nuevas medidas generadas para atravesar la pandemia como modificación de tasas, habilitación de actividades, etcétera. El concejo deliberante pasó a ser central.

Ferraro: Nos hizo repensar las estrategias para estar cerca ‒a pesar de la distancia- de nuestros vecinos y vecinas. Articulamos con los referentes de la comunidad para organizar el trabajo de los merenderos y centros comunitarios. Seguimos con las capacitaciones desde nuestra fundación Compromiso con Tigre, adaptadas también a esta nueva realidad.

Saredi: Estoy en el comité de crisis de La Matanza por la oposición. Siempre tuve una actitud muy dura como opositor y controlador, pero desde que se produjo esta crisis me acerqué al departamento ejecutivo y a los concejales del oficialismo. Desde mis posibilidades, ayudo en la terminación del Hospital René Favaloro, a la alimentación que da el Ejército en distintos barrios de La Matanza, o ayudo al delegado municipal de mi localidad, Ciudad Evita. Eso es criticado pero en esta emergencia no caben dobleces ni mezquindades partidarias. Ayudar es un tema humano, moral y de principios. Lo voy a seguir haciendo hasta que pase esta emergencia.

“Esta nueva realidad puso de manifiesto la importancia de los concejos deliberantes en la aprobación de medidas para atravesar la pandemia. El concejo deliberante pasó a ser central.”

Lucila Laguzzi (Frente de Todos, Junín)

¿Cómo es llevar adelante la tarea deliberativa desde la oposición?

Laguzzi: Ser oposición significa generar mayores consensos para que puedan salir nuestros proyectos de ordenanza. Lamentablemente, ser oposición es también que falte información. Insistimos con pedidos de informe porque no los contestan ni con facilidad ni con rapidez. Cuesta mucho controlar al intendente [NdE: Paolo Petrecca, de Juntos por el Cambio], las cuentas y los números, porque en Junín u otros municipios no contamos con la clave de RAFAM [NdE: Reforma de la Administración Financiera en el Ámbito Municipal] que permite hacer un seguimiento diario de los movimientos del ejecutivo. Lo denunciamos permanentemente, pero el municipio prefiere pagar las multas al Tribunal de Cuentas antes que permitirnos acceso.

Saredi: Siempre he sido un opositor muy constructivo. Fui muy duro en los momentos electorales o ante el tratamiento de determinados temas, pero en el resto de mi actividad política siempre intenté construir. Fui concejal en el interior de la provincia de Buenos Aires porque viví unos años en Trenque Lauquen, y soy concejal en La Matanza. En ambos lados me opuse e intenté contribuir y trabajar junto a los intendentes. La oposición, para mí, es la oposición responsable que está detrás de temas fundamentales de nuestro distrito, como la defensa de la Universidad de La Matanza, y que pone en discusión muchos otros. Para algunos, ser concejal opositor es siempre ganancia porque hablan desde la imposibilidad de la construcción. Vemos figuras eternamente opositoras con posiciones para la tribuna, con cargos rentados y sin responsabilidades ejecutivas o de gobierno.

“No hay claridad acerca de la tarea legislativa. Eso es responsabilidad de la política: históricamente nubló esa función para que no se cuestionara de forma pública las tropelías que se puedan llegar a hacer.”

Lucas Franco (Frente de Todos, Moreno)

¿Cómo es ser oficialista de un gobierno municipal como el de Lanús, que es opositor a los gobiernos nacional y provincial?

Mesías: Los radicales siempre estuvimos acostumbrados a ser opositores. Este nuevo rol cuesta, lo tomo con el triple de responsabilidad porque somos oficialismo con una provincia y un gobierno nacional con otro signo político. Nos medimos todo el tiempo, somos responsables con lo que decimos y hacemos porque no queremos perjudicar los intereses del ejecutivo.

Micaela Ferraro

Usted es concejala y además es funcionaria nacional (subsecretaria de Inclusión Social del Ministerio de Desarrollo Social). Previamente fue parte del ejecutivo municipal tigrense y fue legisladora provincial. ¿Qué diferencia a un concejal de cualquiera de los otros cargos?

Ferraro: La cercanía. Nunca dejé de caminar el territorio, lo hago ahora y lo hice cuando fui funcionaria municipal o senadora provincial. En la función nacional construimos equipos especializados interdisciplinarios e interseccionales que nos permiten llegar a cada rincón del país. Esa cercanía es distinta, está siempre pero la construimos de otra forma.

“La estructura del concejo deliberante nos da las herramientas básicas para pelear las iniciativas, pero depende mucho de cada uno y cada una, de cómo elige accionar en el territorio.”

Micaela Ferraro (Frente de Todos, Tigre)

¿Cómo fue pasar de la oposición al oficialismo?

Franco: Cambia la responsabilidad política. Como opositor, traté de sostener posicionamientos sobre temas sensibles ‒residuos, seguridad, obras públicas. Hoy, en mi rol de oficialista, intento sostener mi mirada respecto de esos temas, pero con la inmensa responsabilidad de traducirla en herramientas que demuestren y convaliden con hechos concretos la veracidad de esa posición.

 

¿Qué diferencia a un concejal o concejala del interior de uno o una del conurbano?

Laguzzi: En las ciudades “chicas” se conocen entre todos y todas. Hay más accesibilidad a los y las representantes. Las realidades son muy distintas y el trabajo es muy diferente. En Junín estamos en una situación intermedia: no somos un distrito superpoblado pero tampoco una pequeña ciudad. Debemos afrontar problemáticas típicas de ambas realidades, desde el funcionamiento del transporte público hasta el mal estado de los caminos rurales.

“La sociedad naturalizó pedir por favor que el estado esté y el estado tiene que estar porque es su obligación.”

Nazarena Mesías (UCR-Juntos por el Cambio, Lanús)

¿Qué se debe o se puede hacer para mejorar la tarea de un concejal o concejala?

Mesías: Hay determinadas políticas públicas que la Argentina necesita que no se discutan más: salud, educación, infraestructura y género, por ejemplo. Desde esos puntos de partida fijos, los municipios deben avanzar y fijar objetivos a veinte años, más allá de los cambios de gobierno. Después, se pueden discutir las formas de llevarlos adelante.

Laguzzi: Nuestro rol está un poco desvalorizado. Por eso es necesario marcar la impronta que realmente tiene: a través de nuestras ordenanzas modificamos la vida a los vecinos y vecinas. Una de las grandes cosas que hay que modificar es la edad que se requiere para ser concejal o concejala en la provincia de Buenos Aires. Hoy se debe contar con 25 años cuando para ser diputado o diputada provincial se requieren 22 años. Ese cambio sería fundamental para la representación de los y las jóvenes de cada ciudad, que cuenten con una voz propia en el concejo para debatir sus problemáticas y realidades.

Ferraro: Cada provincia tiene su sistema electoral. Eso habla de la complejidad de nuestro federalismo. Somos representantes de muchos vecinos y vecinas, y tenemos que trabajar en equipo para llevar soluciones a la comunidad. La estructura del concejo deliberante nos da las herramientas básicas para pelear las iniciativas, pero depende mucho de cada uno y cada una, de cómo elige accionar en el territorio para llevar al recinto la voz de los y las tigrenses de la forma más fiel posible.

Franco: El anonimato de los y las concejales permite que quienes presionen sean siempre los intereses concentrados y el statu quo de cada municipio. Si logramos que el poder legislativo tenga un vínculo estrecho con la comunidad, la representación y el control ciudadano sobre los funcionarios se hará un poco más posible.

Saredi: Los bonaerenses debemos trabajar por la autonomía de nuestros municipios. Es absolutamente necesario eliminar la lista sábana horizontal, y absolutamente necesario pelear por la coparticipación de la provincia de Buenos Aires. La atadura económica y política de estos dos puntos es clave. Si la provincia no desdobla sus elecciones de las nacionales y no desdobla las elecciones locales, será muy difícil que los concejales tengan una representación política distintiva y distinta, y que los municipios sean autónomos.

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Last modified: 12 octubre, 2020

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