El anexo de la Cámara de Diputados se destaca por su fachada espejada que refleja el Palacio del Congreso. Por dentro, sus oficinas minimalistas se disponen como si se tratase de un Tetris. Llegar a cualquiera de ellas es algo sencillo, en especial en época de receso. Aunque hay que ser precavido con lo que se dice: hay oídos atentos en cualquier cruce o ascensor.
En un despacho de mesas ornamentadas, sillones de colores fuertes y cartelera con fotos familiares, Samanta Acerenza recibe a Bunker. Politóloga y diputada nacional, saca a relucir a lo largo de la charla su raigambre vidalista: acompaña a la gobernadora desde los tiempos del Grupo Sophia. “Me hice de abajo”, agrega para reforzar su filiación con el ADN de la gobernadora pero también para diferenciarse de aquellos jóvenes “en lugares estratégicos sin la capacitación para ocuparlos”.
Oriunda de San Martín, Acerenza sostiene que la política macrista es “progresista” desde el punto de vista de lo social. Aunque rechaza el postulado que contrapone a Cambiemos con el feminismo, asegura no necesitar del rótulo de feminista “para pelear una ley como la de despenalización del aborto”.
La conversación gira en torno a ese tema, y comienza con la jornada de la media sanción en Diputados. Acerenza habló a la madrugada, se escapó del recinto para ocuparse de su beba de unos pocos meses, y volvió para la votación. “Cuando estaba levantando la mano pensé en mi hija y dije ‘en algún momento agradecerá el lugar que ocupó su madre en ese momento’”.
Tu discurso tuvo una sintonía con el de Lospennato, la figura de aquella jornada.
Siempre estuve a favor de la despenalización pero no hice bandera porque soy muy respetuosa de mi conductora política [NdeE: María Eugenia Vidal]. Vengo militando la despenalización en la Cámara desde 2015. Ese año Donda me dijo “el año que viene tenemos que presentar de vuelta la campaña de la despenalización del aborto”. Fui la primera diputada mujer del PRO que firmó la campaña, con otros cinco diputados del PRO, todos varones. De hecho presentamos con Lipovetsky el proyecto madre con el que se trabajó, sobre el que terminó saliendo la media sanción. Obviamente que cuando el presidente habilitó el debate se trató de una decisión inteligente. Era una discusión que se pospuso muchos años, era un debate que necesitaba darse en el Congreso y que durante 12 años, con otra mayoría, no se quiso dar. En aquel momento la ex presidenta no lo quiso dar por sus creencias y ahora va a votar a favor, no sé el por qué del cambio pero se ve claramente que hay una necesidad de que se despenalice.
Se habla de la revolución de las hijas.
Me parece sano que los políticos se den la posibilidad de cambiar su opinión, que escuchen más allá de lo que militan o de la religión que profesen. El político tiene que aprender a legislar para la gente, no para un sector.
¿Cómo estuvo el clima dentro de Cambiemos, antes de la media sanción y después?
Como en la previa no había una posibilidad concreta de que saliera hubo un debate más laxo, más amistoso. Cada uno de los diputados del interbloque expuso, dio a conocer sus opiniones. En el debate en el recinto la cosa se puso un poco más picante, cada uno poroteaba. Gracias a Dios que pasa eso porque es lo interesante de la política. El después sí fue un poco más fuerte porque a muchos diputados, no solo de nuestro interbloque sino también de la oposición, les dolió que saliera la ley, lo sintieron como un gran fracaso. Obviamente eso se traslada a la política.
Se dijo que a la madrugada tuvieron que llamar al presidente porque estaban los números muy parejos.
No lo sé fehacientemente. Lo que sí te puedo decir es que desde el día cero hubo una pregunta constante al poder ejecutivo: “¿Quieren que esta ley salga o no?”. Cuando se trata una ley se piensa en si va a ser funcional al ejecutivo. Y en este caso la postura del presidente, aún estando en contra, fue “no voy a presionar a nadie. Esto es una decisión de los diputados, se votará y se definirá si es o no favorable”.
¿Cómo creés que va a salir la votación en el Senado? Está la idea de una consulta popular si vuelve a Diputados.
No creo que se abra una consulta, no lo hicimos nosotros en la Cámara y tampoco lo quiso hacer el presidente. Tenemos esperanza de que la ley salga sin modificaciones, y que estas se puedan hacer en la reglamentación. Si se modifica hay una alta posibilidad de que no se trate este año. Si no es este año, el año próximo saldrá. El tema está instalado y es de salud pública.
Hubo alineamientos transversales y, por ejemplo, se formaron grupos como “las sororas”. ¿Estás en ese WhatsApp?
Como te dije antes no hice bandera. Porque no soy feminista, no me identifico con ese colectivo aunque sí creo en los derechos de la mujer y en la libre decisión sobre su cuerpo. Mi postura tiene que ver más con una cuestión de salud pública, lo dije claramente en mi discurso: tampoco es un festejo que exista una ley de despenalización del aborto. Durante muchos años la dirigencia política de turno hizo caso omiso y dejó que murieran mujeres por abortos mal practicados, en condiciones paupérrimas y clandestinas. Por eso mi responsabilidad como legisladora fue no mirar para otro costado y decir “esto existe, hagamos algo”, pero para mi es un fracaso de la política de prevención, claramente. Me ha tocado acompañar a gente muy querida que pasó por esa situación, y fue todo un proceso. Por eso para mi era importante que en la ley existiese el tema de las consejerías, un equipo interdisciplinario que apoye a la mujer no en la toma de decisión sino después. Porque cuando la mujer define abortar es porque cree que esa es la mejor decisión que puede tomar. También creo que para acompañar la despenalización y la legalización del aborto tiene que haber un fuerte política de salud sexual y reproductiva en todas las escuelas, en todos los niveles educativos.
“Es mentira que no se puede ser feminista y de Cambiemos, porque hay un montón de feministas dentro de este espacio”
La media sanción en Diputados incluyó la implementación del Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Sin embargo, desde 2016 el Ministerio de Educación no ejecutó la totalidad de las partidas presupuestarias del programa, al tiempo que en el último año le asignó un presupuesto 22,5% menor que en 2015, lo que impacta en el desarrollo del programa. ¿Cómo se conjugan las políticas de género con una visión liberal del estado?
La política de salud sexual integral sobrepasa la materia de género. Cuando hacés una política de salud sexual integral tenés que incluir a la comunidad educativa, tiene que estar interiorizada en los pibes y en la familia. Es una conquista importante la despenalización pero si no hay un acompañamiento de una educación sexual integral en las escuelas y en la familia, la falla va a seguir estando. No va a aumentar, lo único que vas a tener es una realidad visible que hoy no existe.
El año pasado personalidades o sectores autorrotulados “progresistas”…
Después del debate del aborto me han tildado de, ¿cómo era? El ala izquierda del PRO.
Por ejemplo lo que dijo Malena Pichot sintetizó esa discusión, algo así como que no se puede ser feminista y de Cambiemos. Ahora, y hacia eso iba la pregunta anterior, si se mira el proceso desde que Macri inaugura las sesiones hasta la previa de la votación en el Senado, se te ve a vos, a Lospennato, Lipovetsky, y se puede pensar en un liberalismo político desplegado.
Lo que no me gusta es el rótulo de feminista cuando una quiere y promociona políticas que, como en este tema, tocan puntualmente una cuestión del género. Es mentira que no se puede ser feminista y de Cambiemos, porque hay un montón de feministas dentro de este espacio. Con nombre y apellido. Este es un gobierno que realmente cree en las políticas de género, y a los hechos me remito: en la Capital Federal se han hecho cosas en materia de género que no se hicieron durante años. Tenemos un presidente que le dio importancia a las políticas de género. De hecho la ley más importante de violencia de género no estaba ni reglamentada ni tenía presupuesto, y nosotros le pusimos presupuesto, la reglamentamos y pusimos una mujer que no es de la política de Cambiemos. [Fabiana] Túñez viene de una ONG, es una mujer critica que sabe conducir las políticas de género y que tiene una visión que sobrepasa lo partidario. Yo no necesito el rótulo de feminista para pelear una ley como la de despenalización del aborto. Cuando discutan la despenalización de la marihuana tampoco me voy a poner… no sé qué bandera será.
¿Por qué no te consideras feminista?
No me gustan los ismos. Los movimientos fundamentalistas no me convencen, tengo un pensamiento liberal. Obvio que respeto muchísimo a las feministas porque han hecho conquistas impresionantes, en todos los ámbitos. Pero no creo que la discusión del aborto sea algo que se discuta por una fuerte presión feminista. La sociedad estaba madura para tratarlo, más madura que la clase dirigente. Hay un sector muy fuerte de la política que legisla con una visión muy teocrática, es real y pasa, por eso está tan peleado y tan reñido.
Hay una cuestión etaria también, ¿no? Generacional.
También. Como lo va a ser la despenalización de la tenencia de marihuana para uso recreativo.
Vidal se opone a la IVE. Miembros del gabinete bonaerense militaron “por las dos vidas”. Como Joaquín de la Torre, a quien se lo vio movilizado con su espacio y otros vecinos de San Miguel. ¿Cómo conviven en el vidalismo las dos visiones?
No hay nada mejor en un país democrático que las mayorías se representen y presionen para que salga lo que consideran que es necesario. Fueron más los que estaban convencidos de que no iba a salir la ley que los que queríamos con pasión que saliera.
Es un poco lo que dijo Carrió.
Tiene que ver con cómo entendemos las reglas del juego en la política. Hay quienes tienen un poco más de cintura. Muchos pusimos paños fríos y dijimos “este tema ya se discutió en el recinto, ahora que lo discuta el Senado”. Ahora veremos qué pasa el miércoles. Me preguntaron por la provincia: hubo diputados y senadores provinciales que han acompañado el proyecto de ley de la despenalización, vinieron acá y se sacaron la foto, y hoy siguen conviviendo con la gobernadora y está todo bien. Vidal me conoce desde hace muchos años, jamás levantó el teléfono o escribió un WhatsApp para decirme “¿Por qué estás votando esto?”.
“No creo que la discusión del aborto sea algo que se discuta por una fuerte presión feminista. La sociedad estaba madura para tratarlo, más madura que la clase dirigente”
Esta transversalidad que se vio, ¿se puede extrapolar a otros debates como la despenalización del consumo y autocultivo de marihuana?
La modificación del Código Penal es un proyecto que va a entrar desde el ejecutivo. [NdeE: el proyecto del nuevo Código Penal argentino lo recibirá el presidente el 21 de agosto y luego lo enviará al Senado para su tratamiento, discusión y votación].
La pregunta es, ¿va a seguir primando la libre conciencia?
El PRO tiene objetivos comunes aunque es heterogéneo, eso es lo más rico. En algunas cosas te juega a favor y en otras en contra. Está tan nutrido de diferentes ideologías –no es mi caso porque no vengo ni de la UCR, ni del peronismo, ni de la izquierda, podríamos decir que soy librepensadora– que permite y habilita un montón de temas que no se pueden discutir en la UCR o en el peronismo, que son verticales.
Este es un gobierno que ha tomado medidas sociales, como el proyecto de la urbanización de villas, junto con otras económicas que afectan a la clase media, como la reforma previsional o la política tarifaria. ¿Hay compatibilidad entre eso?
Quienes estuvimos en las dos gestiones anteriores en la Ciudad de Buenos Aires tenemos otra mirada. Había un prejuicio de que “viene la derecha a la Ciudad, van a eliminar las villas”. Después dijeron que el PRO no iba a llegar a ningún lado porque es un partido vecinal. Llegamos al gobierno y sacamos una ley, por pedido de la ministra de Desarrollo Social, para atender la emergencia social. Acá hubo políticas progresistas por decisión del ejecutivo.
¿Por qué decís que son progresistas?
Me retrotraigo a diciembre de 2007, cuando asumimos el gobierno porteño. Ya existía Ciudadanía Porteña. Nosotros lo ampliamos, aumentamos el monto y le agregamos a las embarazadas. Esto antes de que exista la AUH. La urbanización de las villas no se hace de la noche a la mañana: tenés que relocalizar, abrir calles. También es darle contenido social a los barrios. María Eugenia asumió y reconvirtió los comedores a centros de primera infancia, acondicionados específicamente para albergar chicos con cuidadoras o maestras jardineras, preparadas para atender las problemáticas y la necesidad. Todo ese contenido no existía, las villas se autocomandaban, tenías el presidente, el puntero de la villa que iba a la Secretaría de Desarrollo Social y gritaba “bajame los recursos”. Nosotros dijimos “no transamos con nadie, acá no hay puntero que nos venga a golpear la puerta”. Por eso metimos las oficinas dentro de las villas, para que sea la persona o la familia la que solicite el beneficio, no el puntero. Lo mismo pasa con los planes nacionales que fueron reconvirtiendose y el beneficiario no se aglutina por agrupación. Si esto no es progresismo, ¿el progresismo dónde está?
Cambiemos tiene una mirada para los de abajo pero perdió apoyos en las clases medias, que fueron aquellos que definieron la victoria de 2015.
Yo le diría al de la clase media que las transformaciones en las clases más pobres no son de la noche a la mañana. Por eso hoy tenemos programas que apuntan a una transformación educativa de las clases más desfavorecidas. El nivel educativo es una base fundamental para poder salir de la tutela del Estado, por eso digo que el Estado tiene que estar para esa gente. La clase media y la clase alta pueden hacer el esfuerzo todavía. La clase más relegada, ese 30% de marginalidad que existe en la Argentina, no tuvo nunca posibilidades y hay una parte de la sociedad que la estigmatiza, como que no quiere salir de esa condición. Durante años se perpetuó esa condición, y muchos de los dirigentes que llevan la bandera de los desprotegidos ayudaron a eso.
Hablando de los sectores humildes, está la investigación periodística de Juan Amorín que reveló que beneficiarios de planes sociales fueron aportantes de la campaña 2017 de Cambiemos. Se puede pensar que quedaron presos de su promesa de honestidad.
Es loable que mi conductora María Eugenia ponga todo a disposición de la Justicia y haga una auditoría para que se defina dónde estuvo la irregularidad. Se tendrán que pagar las consecuencias que se tengan que pagar, y se hará responsable la persona que puso la firma o la persona que manejó la situación.
“No necesito el rótulo de feminista para pelear una ley como la de despenalización del aborto. Cuando discutan la despenalización de la marihuana tampoco me voy a poner… no sé qué bandera será”
Hiciste alusión a que Cambiemos se nutre de diferentes ideologías. ¿Cómo se define entonces?
Nosotros llevamos una política progresista desde lo social. Una mirada progresista real, no el progresismo tergiversado en populismo. Hay un reconocimiento de parte de la dirigencia de que los jóvenes tienen que involucrarse pero desde la buena política. Salvo excepciones, en la gestión anterior se formó una juventud rentada. No te hablo de los jóvenes peronistas que están desde siempre y que militan desde las bases, sino de esas nuevas agrupaciones que surgieron en un momento determinado, y que ocuparon espacios en el gobierno de Cristina.
Cuando se dedica tiempo a la política se le quita tiempo a otras actividades por las que se perciben ingresos económicos. Laburás menos.
A mi lo que me preocupó es que hubo muchos jóvenes en lugares estratégicos sin la capacitación para ocuparlos. Yo no arranqué siendo directora general, no arranqué siendo diputada nacional, fui una piba a la que en 2007 Maria Eugenia le dijo “recorré la calle que hay que ver qué necesidades tienen los sin techo”. Y yo veinticuatro por siete me dediqué a eso, me conocía los nombres, hacía cuántos años estaban ahí, en qué intersecciones estaban, si eran psiquiátricos o no, si tenían familia, casa en el conurbano, si venían para cartonear, si venían del interior.
Según lo que decís hubo camadas de jóvenes que ocupan cargos sin tener la suficiente preparación. ¿No le puede pasar a Cambiemos?
Si. Nadie es infalible, pero hay una diferencia: cuando el presidente dice “nosotros no tenemos la respuesta mesiánica, no viene un salvador”, decimos que venimos a poner las cosas en un orden que vaya hacia un objetivo, y obviamente en ese camino hay gente va a estar en las antípodas. Pero si no tiramos para el mismo lado estamos condenados al fracaso.