El año del pragmatismo

El encumbramiento de Alberto Fernández como candidato presidencial fue una sorpresa, no solo por lo que significó para la estrategia electoral kirchnerista, sino también porque supuso una definición inesperada en un año de incertidumbres políticas. ¿Macri buscará la reelección? ¿Qué pasa con Vidal? ¿Cuál es el futuro de Alternativa Federal y ese quinto y oscilante alternativo llamado Roberto Lavagna? Y pese a la definición, ¿qué escenario abre la alianza de un cuarto kirchnerismo que soñaba con gestionar la venganza y hoy plancha el traje de la moderación? A menos de un mes del cierre de listas, las elecciones 2019 son un cúmulo de preguntas. Gabriela Pepe es periodista, escribe en Letra P e integra el equipo de Toma y Daca por AM 750. En el café con periodistas de Bunker habla de este escenario inusualmente incierto, de por qué no le resultó tan sorpresiva la decisión de Cristina, de lo que implica hacia adentro y hacia fuera del kirchnerismo la candidatura de Alberto, los destinos atados de CFK y el peronismo, las dudas de Macri, Massa y Lavagna, y de por qué en este 2019 todos le juran lealtad al pragmatismo.

 

¿Cuál creés que será el eje ordenador de la disputa electoral: kirchnerismo vs. antikirchnerismo o macrismo vs. antimacrismo?

Me parece que va a depender de cómo termine la conformación de los espacios peronistas. Para el gobierno es claro: se trata de confrontar con el pasado. Y para el kirchnerismo también es claro: hay que confrontar con el presente. Lo que me no me queda muy claro es qué va a pasar con las otras ofertas electorales. Y ahí me parece que está la clave de cuál va a ser el eje de la discusión.

 

Si se inclina para uno u otro lado.

Hay un debate interno dentro del peronismo. Hubo una primera etapa del gobierno de Macri en que el peronismo pensó que éste era el momento de renovar dirigentes y dejar atrás el kirchnerismo. Ese eje cambia por la propia crisis del gobierno, el primer pico de impopularidad del gobierno se generó luego de la reforma previsional y sobre todo después del acuerdo con el FMI. Ahí ya entra en crisis la avenida del medio, el peronismo “dialoguista”, y muchos empiezan a pensar: “no podemos estar tanto tiempo diferenciándonos de Cristina y no de este gobierno”.

 

¿Dejaron de creer, como al comienzo de la gestión de Macri, de que habría Cambiemos por lo menos para ocho años?

Creo que sí. Esa creencia se profundizó con el acuerdo con el FMI. No sé si se acuerdan pero hubo una foto en Casa Rosada con los gobernadores, todos muy incómodos. Ahí el peronismo empieza a ver que tal vez no pueden “jubilar” a Cristina, que tienen que ir a otro proceso. Que en todo caso es tratar de cooptar el voto kirchnerista, entender que hay entre un 25% y un 30% de la sociedad a la que no se le puede dar la espalda. Y que hay un rechazo muy alto al gobierno. Ahí se empieza a generar la idea de que se puede ganar, de que no hay que esperar ocho años. Eso, y la sensación de que lo que se juega es también el futuro del peronismo, los empuja a reorganizarse. ¿Qué pasa con el peronismo el día después si pierden otra elección? ¿Macri irá por Cristina o por todo el peronismo?

 

¿Cristina y el peronismo tienen la suerte atada?

En algún punto sí. También es cierto lo que plantean muchos dirigentes del peronismo federal cuando hacen cálculos. Cristina tiene entre 25 y 30 puntos. ¿El gobierno cuánto tiene? ¿25? Bueno, ahí tenés un porcentaje grande de la sociedad que no quiere votar a ninguno de los dos. Esa pregunta también es válida.

“Si se huele el triunfo no creo que nadie haga algo suicida por purismo”

Que Cristina se corra del eje y no sea candidata a presidenta, ¿te sorprendió o te pareció previsible con respecto a los movimientos internos de este peronismo que se reorganiza?

Fue sorpresivo que lo pusiera a Alberto. Yo tenía ciertas dudas respecto de si Cristina iba a ser candidata o no. El día de la presentación del libro me fui convencida de que se iba a presentar. Pero había señales… Sabía de muchas conversaciones con distintos dirigentes, en las cuales ella transmitía esto de “bueno, yo ya fui presidenta dos veces, me fui con la plaza llena, fui presidenta en un país con un contexto internacional favorable, un país desendeudado. El que venga ahora va a tener un país endeudado, con un contexto internacional muy desfavorable”. Ella planteaba en cierto punto que estaba cansada, ¿no? A veces se pierde la dimensión personal, pero hay que tenerla en cuenta. Es pública la situación que atraviesa su hija. Es un tema que la influye muchísimo y la influyó, seguramente, en esa decisión. No hay que perder de vista tampoco que es una mujer que perdió a su compañero de toda la vida siendo presidenta, con todas las presiones que eso implica. Todas esas cosas influyen.

 

El peronismo es un territorio amplio lleno de tribus. ¿Cuál de ellas gana con el encumbramiento de Alberto Fernández?

Los que querían un mensaje más moderado. Me parece que a los gobernadores les sirvió, esto les permite decir: “bueno, Cristina finalmente se abre, no está encerrada en el kirchnerismo duro, era lo que nosotros reclamábamos”. Incluso hasta le puede llegar a dar la excusa a Massa en caso de que decida finalmente jugar en ese frente de unidad del peronismo. Creo que esto beneficia a todos los que se diferenciaron mucho del kirchnerismo duro y ahora podrían llegar a formar parte de esta idea de unidad.

 

La candidatura de Alberto, ¿está más cerca de ser una suerte de “cuarto kirchnerismo” o lo ves como un intento por revivir el primer y originario kirchnerismo?

Nunca hay etapas iguales. No sé si es la vuelta del nestorismo, aunque un poco Alberto remite a aquello. Las etapas no se repiten, y a la vez en el medio aparecieron otros actores que no existían en esa primera etapa, como por ejemplo La Cámpora. Hay que ver cómo se acomodan unos y otros ahora. Lo que sí no me parece para nada es que Alberto vaya a ser un títere de Cristina. Ellos se reencontraron a fines de 2017, después de la elección legislativa. Claramente Cristina lo llama al ver que hay algo que no funciona en su armado. Con todos los dirigentes con los que hablé, y que se habían reencontrado con Cristina, mencionaron que Alberto estuvo presente en todas las reuniones y que había sido él quien las había armado. Ella reconoció que escribió el libro por sugerencia de Alberto. Evidentemente hay una influencia muy fuerte.

 

No ves que sea un títere, ¿pero ves la posibilidad de que, en un eventual gobierno, haya tensiones entre el sector “moderado” y el más cercano a Cristina? ¿Algo similar a lo que se proyectaba en 2015 con Zannini y Aníbal Fernández como contrapeso?

No sé. Cristina nunca estuvo convencida de nombrar a Scioli. Ella dice que lo nombra casi por pedido de los gobernadores. Dentro del mismo espacio, lo cuenta Scioli, hubo un bombardeo interno. La derrota de 2015 tiene que haber dejado alguna enseñanza interna. Y si bien te diría que la presencia de Alberto, desde fines de 2017, generó algún recelo en el entorno de Cristina, por lo pronto los dirigentes con los que hablé en estos días, no te voy a decir que estaban todos felices, pero sí muy conscientes de que ésta es la decisión de Cristina y tiene determinada lógica. Incluso salió el Cuervo Larroque a darle su apoyo, dijo que no lo conocía de la etapa anterior, porque, claro, no se habían cruzado, no existía La Cámpora cuando estaba Alberto en el gobierno. Me parece que estos tres años y pico tienen que haber dejado alguna enseñanza política.

¿Y en esta ecuación electoral qué lugar creés que ocupa Lavagna?

Es un poco lo que decíamos antes, me parece que hay una pelea por ese 50% que no tiene quién lo represente, que no quiere votar ni a Cristina, ni a Macri. Por ese medio se pelean Lavagna y Alternativa Federal. Que en un punto plantean lo mismo. Hay que ver si efectivamente van a llegar las dos ofertas electorales.

 

¿Alternativa Federal y Consenso 19 por separado?

Si van a llegar los dos al 22 de junio con candidaturas propias o no. Todavía yo no lo daría por descontado. Lo que me parece con Lavagna, también, es que hay una pretensión por representar algo que no es peronista. Hay que preguntarse cuánta gente vota al peronismo por el peronismo en sí. Cuánta gente se dice peronista y vota solamente opciones peronistas. Me parece que no es tanto. En el medio hay un electorado y se lo disputan entre esos espacios.

 

A este escenario Massa le aporta algo más de confusión.

Massa fue virando en su discurso y la candidatura de Alberto Fernández le genera más confusión todavía. Hay mucha desconfianza interna en Alternativa Federal. Massa jura y perjura que está adentro pero todos creen que va a terminar con Cristina. Él dice cosas que quieren escuchar los dos. Por un lado dice que hay que superar la grieta y por otro lado celebra la candidatura de Alberto Fernández como un gesto de Cristina para cerrar la grieta. Y por otro lado dice que hay que llamar a una gran PASO opositora. Los demás no hablan de PASO opositora, hablan de ni kirchnerismo, ni macrismo. Tenemos por delante un mes de muchas intrigas. Pero lo que está claro es que todos hablan con todos. Y todos desconfían de todos.

 

Ahora, esa confusión no es exclusiva de la oposición. También la tiene Cambiemos.

Es una cosa rarísima, claramente. No saber si el presidente va a ser candidato a la reelección. La verdad no recuerdo alguna otra situación de estas características, lo cual habla de una debilidad enorme. Ahí lo que pasa es que hay diferentes miradas dentro del gobierno. Hay algunos que dicen que con Vidal podrían ganar, que ella garantiza el triunfo. Pero he hablado con algunos dirigentes que dicen que Vidal no suma más que Macri. Vidal es Cambiemos, Vidal es Macri, no garantiza nada. Puede ser que genere menos rechazo en un ballotage, pero en principio no suma tanto. Ahí hay diferentes lecturas, sobre si el problema es la marca Cambiemos o es Macri.

“Tenemos por delante un mes de muchas intrigas. Pero lo que está claro es que todos hablan con todos. Y todos desconfían de todos”

Toda esta indefinición derrama también sobre la provincia de Buenos Aires.

Claro. En la provincia, con respecto a las candidaturas, depende mucho lo que pase con el decreto de Macri que anuló la posibilidad de que una misma lista se cuelgue de distintos candidatos a presidente. El peronismo quiere que se caiga ese decreto y ahí se les facilitaría el acuerdo con Massa. Si hay acuerdo con Massa el candidato no puede ser Kicillof, porque es demasiado Cristina. En toda esa ingeniería electoral una cosa está atada a la otra. A su vez los intendentes, si bien pretenden imponer alguien de su espacio, también quieren ganar. Y lo de Kicillof es un fenómeno impresionante, lo que genera a cada lugar donde va, dicho por los propios intendentes. Yo creo que van a ver quién mide más y va a ser pragmática la decisión. Como decíamos antes, si se huele el triunfo no creo que nadie haga algo suicida por purismo. Todos están demostrando ser más pragmáticos. Cristina demostró ser muy pragmática todo este año, con todas las decisiones que tomó en las provincias.

 

La chance de un triunfo empuja a la tan mentada unidad.

Y sí. Si hay posibilidades de triunfo eso convierte a todos en pragmáticos. Que creo que es lo que hizo Cristina cuando bajó las listas en Córdoba y en Entre Ríos. Y lo que hizo al poner a Alberto como candidato. ¿No quieren hablar conmigo? Me corro. Garantizo mis 30 puntos en la boleta pero me corro de la discusión. Hablen con Alberto. Pero también otra cosa: me parece que las señales de Cristina no son solamente hacia adentro del peronismo, si no hacia afuera. Fundamentalmente también hacia fuera.

 

¿Por qué?

Porque Alberto es una persona de diálogo con el establishment, con Clarín, implica mostrarle a  los mercados: “no vamos a hacer ninguna locura, miren que Alberto viene con Guillermo Nielsen que es un hombre de los mercados”. Ese es el mensaje más fuerte que Cristina da hacia afuera pero también hacia adentro del kirchnerismo. Ahí no sé cómo cae el mensaje de “miren que tal vez nos tenemos que amigar con Clarín”.

 

Lo que abre una incógnita: ¿cómo va a tomar todo esto ese electorado fiel a Cristina?

Si escuchan el discurso de Cristina, ella dice que estamos en una situación muy delicada y que no se puede hacer otra cosa. Y que va a haber que hacer muchos esfuerzos para reconstruir el país. Creo que si el electorado de Cristina la escucha deberá entender ese mensaje.

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Last modified: 1 julio, 2020

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