La música traza un hilo que une a Mauricio Maronna con Emil Cioran. “Fuera de la música, todo, incluso la soledad y el éxtasis, es mentira. Ella es justamente ambos, pero mejorados”, cita el periodista santafesino al filósofo rumano en su perfil de Twitter. Editorialista y analista político del diario de La Capital de Rosario, uno de los diarios más leídos del interior, Maronna no duda en poner a la música (tal vez también a Newell’s Old Boys) por sobre la política, aunque de una viva y de la otra disfrute vivir. “Con un amigo decimos que los políticos argentinos son la música que escuchan. Por eso la política argentina es tan berreta”, afirma y traza así otro hilo, tenue, delicado, que lo liga al rumano francófono: una sensación nihilista de vacío ante una realidad sorda en la que, dice Maronna, “nadie le está hablando a la gente. Los políticos se hablan entre ellos, son lamentables”. Parado en ese interior que ya ofreció los primeros fuegos de la contienda electoral y donde, asegura, “no hay grieta”, Maronna se toma un café con Bunker y habla de lo que viene a nivel nacional pero también a nivel local, en una Santa Fe que se prepara para una elección donde se juega la unidad del peronismo, el destino de la tercera vía y la, hasta ahora, inconmovible aritmética de los oficialismos vencedores.
A veces parece que el periodismo es porteñocéntrico o bonaerencéntrico. Lo que pasa en el interior, como lo que pasa en el Gran Buenos Aires, queda confinado en el mejor de los caos a la sección Policiales. ¿Qué es hacer periodismo en la “periferia”? Este periodismo “subnacional”, ¿necesita una reivindicación?
Sí, claro. El mejor periodismo está en el interior. No es chauvinismo ni venta de humo. Acá no hay grieta, que no es otra cosa que el negocio de unos vivos, macristas y kirchneristas, que lo cobran por ventanilla. Acá no hay demasiados ejércitos que reporten a un líder, a un espacio, a un operador. Sí es verdad que hay muchos “opineitors”: esos que analizan la profundidad de un bache, las bondades del aborto legal y la interna del socialismo. Todo en el mismo programa. Ese género “fast food” del periodismo es una aberración, pero a los dueños de los medios les sale más barato un “opineitor” que hable de todos los temas que un analista político, otro económico, otro experto en temas judiciales. Igual, nunca doy nombres propios. El periodismo de periodistas dejáselo a otros. Cada uno se gana la vida como puede.
Las elecciones provinciales arrojaron hasta el momento resultados favorables a armados con lógica provincial. ¿Se viene la era de los partidos provinciales o es un fenómeno de esta coyuntura?
Los partidos provinciales exitosos ya estuvieron en los 90, cuando había hasta una confederación que los nucleaba. Lo que sucedía era que podían hacer poco nacionalmente ante el bipartidismo ciego de radicales y peronistas. Hoy podemos auscultar que en Argentina se vienen tiempos muy peligrosos, porque nadie le está hablando a la gente. Los políticos se hablan entre ellos, son lamentables. Ahí sí creo que la política provincial es mejor que la nacional. En las provincias el gobernador y los principales opositores saben de qué hablan, cuáles son los problemas de las provincias. La política nacional es de cuarta. El ejemplo más pulimentado es Alternativa Federal: querían llegar al poder atacando las falencias de kirchneristas y macristas, y se traicionaron entre cuatro tipos. Ahora no se sabe qué representan. Penoso. Si Tony Blair tuviese registro de la tercera vía argentina se mataría de risa.
“Hoy podemos auscultar que en Argentina se vienen tiempos muy peligrosos, porque nadie le está hablando a la gente. Los políticos se hablan entre ellos, son lamentables. Ahí sí creo que la política provincial es mejor que la nacional”
Es una tentación porteñocéntrica nacionalizar las performances locales. En ese sentido, puede pensarse que el peronismo puede recuperar la presidencia. ¿Es precoz la tentación o tiene sustento?
Si el peronismo recupera la presidencia será porque el gobierno es un desastre, no hay otro motivo. La mayoría de los argentinos votó a Macri para que termine con el kirchnerismo, y un porcentaje importante para que desaparezca el peronismo en su totalidad. Si lo que vuelve es el kirchnerismo, el fracaso es total. Y parece que vuelve el kirchnerismo. Las elecciones con victorias no macristas en las provincias responden a que los gobernadores tienen bien las cuentas, hasta con superávit. Curiosamente, ahí hay que celebrar que el gobierno nacional fue mucho más federal que los dos de Cristina, quien mandaba a De Vido a arreglar con los intendentes K. Qué curioso: la caja nacional está fundida pero los gobernadores están llenos de plata. Un peronista en la presidencia no haría eso nunca. Me gusta eso de este gobierno, y también que es mucho mejor el trato con la prensa. Con Cristina no había forma de que convocasen a los medios del interior (no a Clarín) a una conferencia de prensa. No había acceso amplio a los funcionarios. Eso cambió. Pude estar algunas veces en Olivos, otras en la Casa de Gobierno. Hubo muchas rondas de off, al principio. Ahora los macristas están más cerrados. Les salió todo mal.
El anuncio de la fórmula Fernández-Fernández impactó en la tercera vía. ¿Es el fin de la grieta o el fin de Alternativa Federal?
La tercera vía es una fantochada por los personajes, pero sería necesaria para evitar volver al pasado. ¿Schiaretti es la tercera vía? ¿Massa? Schiaretti dejó pagando a Lavagna, a los socialistas y al GEN. Les hizo una entradera y les tendió una emboscada al anunciar la posibilidad de sumar a Scioli. Sabía que eso era expulsivo. Y lo hizo, sospechosamente, después de reunirse con Macri. El gobierno temía una conformación de centro encabezada por Lavagna y Schiaretti la dinamitó. Al momento de responder esta entrevista, no se sabe qué va a hacer de su vida Massa, lo mismo que Urtubey. A Pichetto no lo vota nadie. Igual, sería bueno que aparezca una candidatura, aunque sea testimonial. Más que Fernández-Fernández, a Alternativa Federal la cocinó su propia nada, su propia hoguera de vanidades.
El planteo de Lavagna es armar algo más grande que Alternativa Federal. ¿Qué lugar ocupa en la ecuación electoral: tercera vía real o reemplazar a Cambiemos como expresión del no peronismo?
Lavagna hubiera sido una excelente opción, pero acompañado por sindicatos, peronistas viables y el progresismo. Es medio inentendible que haya procedido como enviado de la Corona más que como dirigente político. Es muy trémulo pensar que el peronismo le iba a poner las almohadillas. Lo que me sorprendió para bien de Lavagna es que no mintió nunca, hasta el punto de suicidarse políticamente. Schiaretti le hizo un gambito. Se odian todos esos personajes.
Entevistaste a Lavagna luego del anuncio de CFK. El ex ministro ratificó “la necesidad de un centro progresista”, ¿puede pasar de ser un candidato de consenso a ser el candidato del progresismo?
Hoy, no le queda mucho más. Busca una figura de la sociedad civil para equiparar las cargas y que parezca un poco más que la nada misma. Yo creo que esto termina en una polarización absoluta. Y no doy por muerto a nadie, ni siquiera a Macri. En política no hay muertos, sólo desmayados.
Sostuviste en notas y tuits que el accionar de Schiaretti beneficia a Macri. ¿Por qué?
Schiaretti sabe perfectamente que más de la mitad de sus votos está compuesto por votantes de Cambiemos. Macri le hizo un inmenso favor al romperle la interna radical en Córdoba, al menos no pujó para que haya un solo candidato. Y Schiaretti le rompió a Macri Alternativa Federal, le sacó de encima al único que movía el amperímetro: Lavagna. Después vienen los mitos urbanos: que Schiaretti fue empleado de los Macri. Por sobre todo se notó la ausencia de De la Sota. Yo a Schiaretti no le creo nada. Son bravos en ese espacio, jugadores de póker sin demasiados votos nacionales. Massa te canta truco con un ancho falso. Creo que Cambiemos, si es que del otro lado está el kirchnerismo y nada más, va a retener un voto blando que lo votó en ballottage pero que se le iba. Salvo que la economía vuelva a saltar por los aires.
En el radicalismo el descontento está extendido, sin embargo ratificó su pertenencia a Cambiemos.
Una vez Angeloz dijo: “Afuera hace frío”. A los radicales les gustan los cargos. Te lo dicen los funcionarios PRO del gobierno. Una buena fuente me contó detalles de cómo se preocupan más por los cargos en las universidades o en las segundas y terceras líneas que en tener ministerios. El partido radical está roto. Son pendulares y pragmáticos: en Santa Fe hicieron alianza con el progresismo y en la Nación con Macri. A su favor, debe decirse que la UCR es clave para la construcción de mayorías del no peronismo, y esta alianza con el PRO impide crecer una variante socialdemócrata. El socialismo y Stolbizer solos no pueden competir, necesitan del radicalismo. Pero el radicalismo que tiene un par de gobernadores que están en Cambiemos, ¿adónde se va a ir? ¿Con Casella? Ni locos. Algunos pensaban una ruptura en la convención para ligarse con Lavagna y Alternativa Federal. Menos mal que se quedaron.
En una nota señalaste que el problema principal del socialismo santafesino fue la falta de refresh. Sufrió un voto castigo: por ejemplo, después de 30 años el candidato del Frente Progresista (FPCyS) en Rosario no es del socialismo. ¿Puede revertir esto o Perotti será el próximo gobernador? ¿El FPCyS tiene chances reales de “robar” simultáneamente votos de Bielsa y de Corral?
Me resulta impresionante que el socialismo haya perdido su casa matriz. Sin embargo, la mayoría de votos fue para el Frente Progresista, que tiene chances de seguir en Rosario con Pablo Javkin. Hubo dos cosas: la inseguridad y el paso del tiempo. Al progresismo le cuesta entender que lo que la gente demanda por estos tiempos es tranquilidad, orden. Ven a la seguridad como una cosa de derecha. De ese discurso se apropió Perotti, que es inteligente al margen de cómo sea el resultado. Rosario es una ciudad hermosa y los rosarinos no estaban acostumbrados a semejante nivel de violencia (que tal vez es igual a la de otros lugares del país). La diferencia es que en Rosario antes no era así. Lifschitz hizo una muy buena gestión, con muchas obras en toda la provincia. Pero hay una ola peronista que complica al progresismo y enfrente no está Del Sel. Perotti es buen candidato. Bonfatti tiene que apelar al voto antiperonista y al voto progre que no se banca a Perotti. Le tiene que pegar con las dos piernas. Es dificilísimo. Pero esto es política.
“Al progresismo le cuesta entender que lo que la gente demanda por estos tiempos es tranquilidad, orden. Ven a la seguridad como una cosa de derecha. De ese discurso se apropió Perotti”
El peronismo santafesino logró un marco de unidad ante la posibilidad de ganar. ¿Se puede proyectar a lo nacional lo que pasó en Santa Fe?
Si lo que pasó en Santa Fe con el peronismo se traslada a nivel nacional, es jaque mate. Los peronistas lograron juntarse en la diversidad. Cristina bajó de un plumazo las candidaturas de La Cámpora y el rossismo, Perotti le cedió las listas legislativas, el massismo juega adentro. Fue un ejemplo de madurez y ganas de ganar. Después ven cómo se arregla, típico pragmatismo peronista. Tuvieron una interna entre Perotti y Bielsa y luego se sacaron la foto. Hay que ver si el electorado santafesino antiperonista decide jugar por el voto útil a Bonfatti. De lo contrario será muy difícil superar a Perotti, quien sacó casi doscientos mil votos más que Bonfatti. Hoy está abierto el escenario.
La inseguridad y el narcotráfico son flagelos que sufre Santa Fe. Para algunos el gobierno nacional tiene un desempeño positivo, para los detractores se trata de una mera espectacularidad. ¿Qué lugar tuvo en la campaña y cómo fue presentado por las distintas fuerzas?
Los costos de la mala economía los pagó Cambiemos y los de la inseguridad, el Frente Progresista. Perotti dice: “Paz y orden”. El socialismo sostiene que todos los índices mejoraron, salvo el de homicidios. Respecto del narcotráfico, todos los líderes de las bandas están presos. Sin embargo, hay un desbande peligroso que se traduce en balaceras y muertes. Corral, candidato de Cambiemos, prefiere un triunfo de Perotti por sobre Bonfatti. Qué curioso: Corral llegó a intendente de Santa Fe por el Frente Progresista, en 2015 apoyó a Lifschitz. Y el 16 de junio va a salir tercero a gobernador y va a perder la ciudad de Santa Fe a manos del Frente Progresista. Es el ejemplo del mal negocio que resultó, en términos objetivos, Cambiemos para el radicalismo. Al menos en las grandes ciudades. Perdió Santa Rosa, la ciudad de Córdoba y perderá la ciudad de Santa Fe. Tres capitales de provincia. Y pueden ser más.
Calificaste como una “proeza” en Rosario a la performance de Verónica Irizar, por un lado, y por el otro como “héroe accidental” a Pablo Javkin. La ausencia de un candidato propio y la posibilidad de una derrota provincial, ¿cómo dejan posicionado al Partido Socialista?
Si pierde Bonfatti el socialismo se queda sin la gobernación y sin Rosario. El único que quedaría con alguna “caja” sería Lifschitz, que va a ganar la elección a diputado provincial y será presidente de la Cámara. Una derrota provincial significaría el fin de un ciclo provincial que comenzó en 2007 con Hermes Binner. Curiosamente, en Rosario no acompañó a los socialistas el voto de la clase media del centro, que había sido clave en otros tiempos. Llegaron al poder por ella, y perdieron porque esa clase media prefirió votar a Javkin. Ahora será otra historia.
Frente al escenario venidero, ¿cómo puede ser el futuro del progresismo santafesino (pensando, por ejemplo, en la interna entre Bonfatti y Lifschitz)? ¿Y cómo se puede el futuro del progresismo argentino?
El progresismo podrá salvar la ropa si gana Bonfatti, de lo contrario no habrá ni una sola provincia gobernada por ese polo. Si gana Bonfatti la pelea por el liderazgo interno será para alquilar balcones. Si pierde, sólo quedará Lifschitz con sus diputados. Si pierde el Frente Progresista pierden todos. El socialismo extraña mucho a Binner, quien ya está afuera de la política por problemas de salud. Para ellos fue como perder al padre. Este poder bifronte no les trajo buenos resultados en Rosario. En la provincia, lo sabremos el 16 de junio.