Macri en India: ¿de la inserción ingenua al realismo periférico?

Apuntes

Tras cuatro años de una vuelta al mundo más exitosa en lo financiero que en lo comercial, y en donde la inserción internacional pareció marcada menos por la habilidad que por la ingenuidad y la errante lectura internacional, Mauricio Macri emprende por estas horas un viaje comercial a India y Vietnam. Asia se ha convertido en el centro dinámico del capitalismo global. Cualquier indicador que se analice confirma esta tendencia: los niveles de crecimiento e inversión, el avance de la urbanización, la emergencia de cientos de millones de personas a la clase media y la inversión en defensa e infraestructura hacen del continente la gran terra mirabilis del capitalismo moderno. En el tablero asiático, India es una jugadora clave, un país heterogéneo, populoso, con una rica historia política y una economía en crecimiento que, sin embargo, permanece como un enigma para el eurocéntrico templadismo rioplatense. ¿A qué país viaja Macri y qué oportunidades encierra el gigante subcontinental para un macrismo golpeado por el karma de vivir al sur?

 

Coyuntura política

Modi, Primer Ministro desde 2014, pertenece al Partido Popular Indio (Bharatiya Janata Party, BJP) fundado en 1980. Previamente, fue jefe de Estado de Gujarat, uno de los estados más ricos, que con más de 60 millones de personas, destaca a su vez por los pobres indicadores de desarrollo humano. Modi se caracteriza por hablar simple, su aura de self made man, su fuerte presencia en las redes sociales y medios públicos y por proyectar la imagen de India a partir de sus giras por el mundo. Se impuso en las elecciones de 2014 con un discurso basado en la modernización y la disminución de la burocracia estatal, el combate a la corrupción y la promesa de lograr el derrame, en una economía que crece a una tasa de alrededor del 7% desde inicios del siglo XXI. Ya en el poder, Modi ha construido su discurso con dosis de revisionismo histórico para adentro y un discurso pro-mercado para afuera, especialmente para los organismos multilaterales y la comunidad financiera internacional.

De su mano, el BJP llegó al poder en la mejor elección de su historia, que le permitió alcanzar la mayoría parlamentaria. Ligado al nacionalismo hindú, el BJP basa su construcción política interna en la denominada Hindutva politics y encuentra en la organización Rastriya Swayamsevak Sangh (RSS) una de sus expresiones más radicales. Resumidamente, el nacionalismo hindú entiende la unión de la India en una sociedad bajo las normas del Hinduismo, estructurada a partir de su casta más alta, la Brahmán. En tensión con un estado formalmente secular, en un subcontinente en el cual en 1947, durante la partición entre India y Pakistán, murieron entre 200 mil y 1 millón de personas y alrededor de 12 millones cruzaron la nueva frontera, la Hindutva politics presenta una serie de consecuencias concretas para las minorías religiosas, principalmente los Indios Musulmanes, que hoy son alrededor de 180 millones de personas, el 15% de la población india. El atentado de hace un par de días en Pulwama, Cachemira, donde murieron al menos 40 paramilitares indios, muestra que estas tensiones originarias son parte del presente. Otras castas bajas, como los Dalits, y minorías religiosas, también se ven afectada por la tensión de la fe.

“Modi ha construido su discurso con dosis de revisionismo histórico para adentro y un discurso pro-mercado para afuera”

Con su victoria, Modi reemplazó a Manmoham Singh, del Congress Party, quien ejerció como Primer Ministro entre 2004 y 2014 y es considerado el padre del rápido crecimiento indio. El Congress es el partido más relevante de India por peso específico histórico. Liderado por Mahatma Gandhi y secundado por Nehru, fue el principal partido de oposición al Imperio Británico. Luego del asesinato de Gandhi en 1948, ya bajo el liderazgo de Nehru, condujo la construcción del Estado Indio independiente sobre la base de liberalismo político, secularismo, intervencionismo económico y no alineamiento externo. En los difíciles años 70, con Indira Gandhi, hija de Nehru, el Congress se radicalizó internamente, avanzando con diferentes estatizaciones y medidas de distribución del ingreso, y externamente, rompiendo relaciones con los Estados Unidos. En los 80, con Rajiv Gandhi, hijo de Indira, se balbuceó el inicio de la modernización. Ya en este siglo, con Manmoham Singh, se profundizó la apertura comercial y se logró acceder a significativos flujos de financiamiento internacional. Así, el Congress pasó de ser la principal organización del movimiento anticolonial a ser el partido del poder. Hoy, sin embargo, es oposición, bajo el liderazgo de Rahul Gandhi, hijo de Rajiv y Sonia Gandhi, nieto de Indira y bisnieto de Nehru.

El BJP parece encaminarse hacia su reelección en los comicios que se realizarán entre abril y mayo de este año, sobre la base del rápido crecimiento y la figura de Modi. No obstante, recientemente se sucedieron un par de eventos políticos a advertir. En diciembre de 2018, el BJP perdió las elecciones estaduales frente al Congress en tres estados de raíz hindú: Madhya Pradesh, Rajasthan y Chhattisgarh. Con ese resultado, el BJP gobierna (o es parte del gobierno) en 16 estados, el Congress en 5 y otros partidos regionales o el Partido Comunista Indio (CPI) en los restantes 7. Si bien aún domina la mayor cantidad de estados, el BJP pasó de gobernar 21 en 2014 a 16, mientras que en términos de representantes en el parlamento esto implicó una pérdida de 180 asientos para el BJP.

Rahul Gandhi, actual presidente del Congress, siempre fue criticado por no estar a la altura del linaje Nehru-Gandhi (algo que también sufrió Rajiv en su momento) y frecuentemente se lo ha ridiculizado por estar a la sombra de Sonia Gandhi, su madre, esa italiana absorbida por la principal familia política de India al casarse con Rajiv. Pese a esto, Rahul ha sabido capitalizar la victoria de 2018, radicalizó su discurso contra Modi y se consolidó como el arquitecto de la retomada del Congress al poder propiciando el ingreso a la política de su hermana, Priyanka.

“Durante la última década India ha priorizado una política de subsidios e importación de granos (lo que puede ser bueno para Argentina, pero no necesariamente para India) con pobres resultados en términos de producción y de ingreso rural”

El ingreso de Priyanka Gandhi a la política merece un párrafo aparte. De 47 años, nacida en Nueva Delhi, capricorniana y con un Bachelor en Psicología y un Master en Estudios Budistas, Priyanka se convirtió recientemente al budismo, aunque está casada bajo ceremonia hindú con el empresario Robert Vadra. Por su similitud física, estética y en la forma de hablar y por lo que genera en las masas rurales, Priyanka carga el aura de su abuela Indira. Criada en el seno de la familia Nehru-Gandhi, Priyanka dio su primer discurso político a los 16 años y, si bien se mantuvo fuera de la competencia por cargos públicos hasta el presente, en 2004 comandó la campaña de su madre Sonia, y en 2007 tuvo una activa participación en la campaña de Rahul en Uttar Pradesh. Priyanka, lanzada a cumplir con su dharma, hoy es un boom en las redes sociales y en el imaginario de la india rural.

Con Modi como favorito pero con el Congress metido en carrera, en la mayor y más heterogénea democracia del mundo, el juego político incluye diferentes alianzas regionales y étnicas, que confluyen en la conformación de frentes electorales aún abiertos. Por ejemplo, en 2004, el Congress se articuló con más de 10 partidos de centro-izquierda y castas bajas conformando la United Progressive Alliance (UPA), mientras que el BJP actualmente conforma la National Democratic Alliance (NDA). En paralelo, en 2014 el BJP ha sido pionero en la tendencia global de utilización de las redes sociales con fines electorales, a través de fake news o trolls, con todo indicando que esta práctica se acentuará para las elecciones de aquí a unos meses. En un país de 1,3 billones de personas, aproximadamente 60% rural, pero con uno de los índices más altos del mundo de penetración de internet móvil, la relevancia de las cuentas fantasmas y noticias basura con fines electorales fue advertida recientemente incluso por el director de comunicaciones de WhatsApp.

Dinámica económica

La economía india ha acelerado su tasa de crecimiento desde su independencia. A groso modo, después de crecer al 3,5% anual promedio entre fines de los 40 y mediados de los 70, los 80 marcaron una primera aceleración del PBI al ubicarse en torno al 5,5% promedio. En los 90 se rozó el 6%, mientras que los 2000 marcaron una nueva aceleración para pasar a crecer a una tasa algo superior al 7% promedio hasta nuestros días. La aceleración del crecimiento en el corriente siglo responde a dinámicas externas e internas. Por el lado externo, el boom de exportaciones de servicios, que tiene a los Estados Unidos como principal mercado de destino y a la diáspora indio-americana como principal articulador con las oportunidades de outsourcing, y la entrada de capitales y remesas de los indios en el exterior, le han permitido a India sustentar un déficit comercial crónico. Pero el principal driver viene por el lado interno. El boom del crédito, que más que se duplicó entre 1999 y 2016, y el lento pero constante aumento en el nivel de ingreso, ha permitido un incremento del consumo particularmente en las castas/clases altas y medias urbanas (se estima que la clase media india hoy supera las 200 millones de personas).

La dinámica sectorial ha experimentado una serie de cambios profundos. Entre 1990 y 2017, la agricultura ha disminuido su peso en el PBI a la mitad, pasando de alrededor de 15% a 7%. La industria manufacturera también cayó del 27% al 17%. En cambio, el real estate y los servicios financieros han crecido abruptamente, pasando de 11% a 26%, mientras que el comercio, los hoteles y los restaurantes han pasado de 3% a casi 10%. La inversión ha rozado el 35%, desplazándose en este nuevo siglo desde la industria y el agro hacia la infraestructura y el real estate. La inversión pública es de alrededor de 8%, la residencial de 12% y la privada de 15%. La inversión pública en infraestructura es de 4% mientras que la privada (y las PPPs apoyadas por el crédito público) rozan el 4% (energía y transporte son los principales rubros). En términos de empleo, la construcción lidera el crecimiento sectorial, impulsada por la obra pública, el real estate y la transformación de las casas de barro al ladrillo y el cemento en la India rural. India es hoy el segundo productor de acero del mundo, luego de China. La electrificación de la zona rural, impulsada tanto desde el nivel central como desde el estadual, aún heterogénea, es un proceso transformador: implica llevar el capitalismo moderno a cerca de 500 millones de personas.

La gestión Modi hoy enfrenta dos problemas que, si bien no son nuevos, tampoco han sido atendidos adecuadamente: la crisis agraria y el desempleo en niveles récord. La reciente caída en los precios de los granos afectó directamente el ingreso rural, impactando sobre los niveles de consumo y manifestándose a través del aumentando en el número de suicidios de campesinos y productores rurales endeudados (300.000 desde 1995) y de una serie de movilizaciones de magnitud en Delhi durante 2018.

“El BJP parece encaminarse hacia su reelección en los comicios que se realizarán entre abril y mayo de este año, sobre la base del rápido crecimiento y la figura de Modi. No obstante, recientemente se sucedieron un par de eventos políticos a advertir”

Durante la última década India ha priorizado una política de subsidios e importación de granos (lo que puede ser bueno para Argentina, pero no necesariamente para India) con pobres resultados en términos de producción y de ingreso rural. Las recomendaciones actuales en política agraria van desde la necesidad de avanzar en reformas agrarias parciales hasta la búsqueda de una segunda revolución verde, pasando por el aumento en los precios mínimos que cobran los productores. La implantación de sistemas extensivos (como la siembra directa) que aumenten rindes pero que expulsen población rural hacia la ciudad, puede ser un arma de doble filo en una India saturada y con problemas de empleo en todas sus grandes urbes. Pensando en su seguridad alimentaria, India precisa de fuerte inversión pública en irrigación, infraestructura y tecnologías blandas.

La crisis del mercado de trabajo tampoco es novedad (aproximadamente el 80% es informal) pero llegó a un pico en la actualidad. La implementación de un intento de desmonetización de la economía en noviembre de 2016, con el objetivo de aumentar la bancarización y disminuir la informalidad, tuvo impactos negativos sobre el ingreso rural, el nivel de actividad y el empleo. De la forma en que se mide el desempleo abierto en India, se pasó de 2,6% en 2011-2012 a 6,1% en 2017-2018, afectando hoy a 22 millones de personas, especialmente en el segmento de entre 15 y 29 años y a la población calificada. En los últimos 15 años la industria perdió 10 millones de puestos de trabajo. Esto confirma el agravamiento del jobless growth indio, es decir, el crecimiento sin creación de empleo (y que Lewis sigue siendo relevante para analizar su mercado de trabajo). Así, en 2018 se produjo un paro de 100 millones de personas.

La cuestión agraria y el empleo son solo dos de los déficits estructurales que se tornan coyunturales. Ambos temas son el eje de la campaña del Congress Party. Rahul Gandhi prometió que en caso de ser Primer Ministro implementará una Garantía de Ingreso para combatir la pobreza. Para el BJP, la crisis agraria en el corazón hindú golpea una de sus bases de sustentación electoral.

 

India y Argentina, más allá de Modi y Macri

Asia, e India, seguirán traccionando el crecimiento, consumo y dinamismo tecnológico global durante el corriente siglo. Argentina le exporta a India más de 2 billones de dólares en aceite de soja y alrededor de un cuarto de billón entre aceite de girasol, cobre, cuero, cebada y legumbres. Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba son las principales provincias exportadoras. Dado el stock tecnológico y productivo de ambos países, las oportunidades de complementación en biotecnología, farma y software no son menores. Frente a los desafíos de India en términos energéticos, agrícolas y urbanos, las oportunidades de cooperación y la posibilidad de abrir mercados tampoco. Para aprovechar estas oportunidades, Argentina precisa superar el vueltalmundismo ingenuo y avanzar, al menos, hacia el realismo periférico.

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Last modified: 30 abril, 2019

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